Luego, lentamente, las demás naciones lo incorporaron y de esta forma se aceptó en todo el planeta que el año comenzara el 1 de enero y no el 21 de marzo o el 1 de abril, como solía serlo en los otros tiempos con el calendario juliano. Los rusos fueron los último es tomar este cambio, recién en 1917.
El calendario gregoriano marcó un antes y un después en la organización errante de los días del año respecto a las estaciones del año. Resultó que el calendario juliano tenía
demasiados años bisiestos, por lo que en el año 1500 el primer día de primavera llegó con 10 días de antelación, una de las razones por las que se cambió el sistema.
El día 1 de enero como día de Año Nuevo no tiene sentido a nivel astronómico o planetario, es algo arbitrario. Pero, eso sí, a principios de enero es cuando la Tierra se encuentra más cerca del Sol, un evento conocido como perihelio.
El primer antecedente de esta celebración es
EL Akitu, un festival babilónico que se realizaba ya hace más de cuatro mil años, es el registro más antiguo de la celebración del Año Nuevo. Desde entonces, todas las culturas celebran el comienzo de un nuevo año.
En Roma, fue
Julio César quien en el año 46 a.C. modificó el calendario, siguiendo consejos de astrónomos y matemáticos, para que tuviera sincronía con el Sol. El año nuevo partía en enero, en honor a Jano, dios romano de los comienzos, cuyas dos caras le permitían mirar el pasado y el futuro. Lo celebraban con fiestas, intercambio de regalos y decorando sus casas.
Pero en la
Edad Media, los líderes cristianos consideraron la fiesta pagana y volvieron a cambiar la fecha por las celebraciones del 25 de diciembre (nacimiento de Jesús) y 25 de marzo (anunciación). Hasta que en 1582, el Papa Gregorio XIII restableció el 1 de enero como día de Año Nuevo.
OTROS AÑOS NUEVOS
De todos modos, en algunos países como
Afganistán, Etiopía, Irán, Nepal y Arabia Saudita no será el Año Nuevo, porque se basan en sus propios calendarios.
Además, cada religión celebra su propio Año Nuevo, como
el calendario judío, que lo celebra entre septiembre y octubre por ser un calendario lunar; o el calendario islámico, un calendario lunar también que se suele desviar bastante más que el judío.
También existe el
Año Nuevo Chino, que sigue un calendario lunar, y se celebra entre el 21 de enero y 20 de febrero.